
El movimiento es la forma de expresión corporal que tiene un individuo, donde conjuntamente, sentidos como la vista y el tacto, se conjugan con el cuerpo, desarrollando desplazamientos guiados por el equilibrio, motricidad y ubicación espacio-temporal; ubico mi cuerpo y me reconozco en el entorno.
El movimiento ayuda a desarrollar, no solamente sus destrezas físicas, sino también sus habilidades sociales.
Con cada movimiento, el niño ubica su propio ser en el mundo exterior y lo hace su casa.
A medida que el niño se mueve, genera confianza en sí mismo y es capaz de superar los obstáculos que se le presenten.
Durante los dos primeros de vida el niño “piensa haciendo cosas”. Es decir, el niño es un ser que actúa. Lo que percibe de los demás y de sí mismo son las acciones y los resultados de las mismas. A través de sus movimientos explora y comprende el entorno.
Por ellos, el movimiento es de gran importancia en el crecimiento saludable y es un factor clave para el desarrollo general de los niños. Por medio del movimiento, los niños desarrollan su capacidad para pensar y su comunicación al interactuar con el mundo. Este movimiento también promueve la confianza en sí mismos y con ello mayor autoestima. Los pequeños usan su cuerpo para comunicarse y resolver problemas. Y, lo más importante, a través del movimiento tendrá un vínculo más estrecho con el adulto.
